Un año de fenómenos extremos

El año 2017 ha sido un año de fenómenos meteorológicos extremos. Mientras la sequía sigue asolando grandes extensiones de África y parte del continente americano, las lluvias torrenciales, las tormentas tropicales, las graves inundaciones y los deslizamientos de tierra también están haciendo padecer a millones de personas. Entretanto, las olas de calor y la falta de lluvias han provocado incendios forestales en muchos lugares de Europa y América del Norte. Dado el aumento de las temperaturas oceánicas a raíz del cambio climático, las precipitaciones y las tormentas son cada vez más intensas. Las fotografías que se presentan a continuación muestran parte del costo humano que conllevan esas situaciones y los retos humanitarios que tendremos que afrontar con mayor frecuencia en el futuro

Los voluntarios de la Media Luna Roja de Bangladesh aportan agua potable a los hogares abandonados en Islampur. Las fuertes lluvias monzónicas registradas en agosto y septiembre anegaron totalmente extensas zonas de Bangladesh, India y Nepal. Este año, las inundaciones en Bangladesh han afectado a unos 7,4 millones de personas, mientras que en Nepal los deslizamientos de tierra mataron a más de 100 personas y dañaron 62.000 casas. Fotografía: Kamrul Hasan/Media Luna Roja de Bangladesh

En Beaumont Place (Texas), la gente rescata a sus hijos y sus mascotas tras la tormenta tropical Harvey el pasado mes de agosto. Fotografía: REUTERS/Jonathan Bachman

En caso de inundación, lo primero que se hace es agarrar lo que uno más quiere y ponerse a salvo. En las afueras de Agartala (India), un hombre cargando a su hijo tras las lluvias torrenciales que anegaron su aldea en septiembre. Fotografía: REUTERS/Jayanta Dey

En junio, las fuertes lluvias en China provocaron un derrumbe que devastó el pueblo de Xinmo, dejando más de 130 muertos, 630.000 evacuados y 6.500 casas destruidas, y obligando a la Cruz Roja China a poner en marcha de inmediato una operación de emergencia. Fotografía: Cruz Roja China

En septiembre, en la periferia de Freetown (Sierra Leona), las casas construidas en la montaña del Pan de Azúcar quedaron sepultadas tras un deslizamiento de tierra producido por niveles de precipitaciones inusualmente altos. Fotografía: Katherine Mueller/Federación Internacional

Las inundaciones suelen provocar desplazamientos masivos y rápidos, creando una demanda de alojamiento provisional inmediata. La directora de la unidad de alojamiento provisional de emergencia de la Cruz Roja Norteamericana, Irene Gray, preparando un estadio en Luisiana (Estados Unidos) para recibir a los evacuados de la tormenta tropical Harvey, en agosto. Fotografía: REUTERS/Jonathan Bachman

Una voluntaria de la Cruz Roja Neerlandesa distribuye agua y evalúa las necesidades en la isla de St. Maarten después de que el huracán Irma dañó o destruyó el 70% de las viviendas, así como la infraestructura básica, entre otros el suministro de agua. Fotografía: Arie Kievit/Cruz Roja Neerlandesa

En otros lugares, como Europa, el noroeste de Estados Unidos y Canadá, el calor y la sequía extremos propiciaron las condiciones ideales para que se produjeran incendios forestales. Aquí, los bomberos intentan apagar un incendio forestal cerca de la ciudad de Skradin (Croacia) en agosto. Fotografía: REUTERS/Edin Tuzlak

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