Georges Kettaneh
Secretario general Cruz Roja Libanesa
La Cumbre Humanitaria no fue solo una reunión de dos días para 9.000 personas. Comenzó mucho antes con reuniones preparatorias, incluso aquí en Líbano. Sus repercusiones, cualesquiera que sean, serán de largo alcance. Fue muy positivo adoptar el compromiso de crear sistemas de financiación a más largo plazo y prestar más apoyo a las organizaciones locales. Pero ahora hay que llevar la teoría a la práctica.
Me parece que para lograr el éxito es indispensable que sepamos fortalecer la capacidad de organizaciones locales fundamentadas en principios como son las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, que tienen una buena aceptación en la comunidad y están allí para aportar una respuesta a largo plazo.
En la Cruz Roja Libanesa, lo sabemos muy bien. Hace ya más de seis años que estalló la crisis en Siria y hemos avanzado mucho. Nuestra intervención es más sólida y hemos sabido mantener la intensidad de esa intervención.
Antes del conflicto, el presupuesto anual de la sede en Beirut era de 5 millones de dólares. Hoy, supera los 25 millones. Hemos reforzado nuestra capacidad para gestionar y controlar estos recursos colaborando con nuestros asociados. Esto es fundamental porque la comunidad acepta mejor a las organizaciones fuertes, responsables y transparentes.
Nuestra capacidad operativa también se ha ampliado enormemente. La Cruz Roja Libanesa tiene un papel de líder y colabora con 21 Sociedades Nacionales, la Federación Internacional y el CICR. Compartimos asimismo el liderazgo en muchos ámbitos: salud, nutrición y agua, saneamiento y promoción de la higiene, lo que representa un gran reto para nosotros. No se trata solo de aportar una respuesta sino también de trabajar de manera complementaria con el gobierno y otras organizaciones no gubernamentales (ONG).
Es muy importante que donantes y asociados entiendan todo esto. Las ONG internacionales pueden retirarse cuando se les acaba el dinero, pero nosotros debemos seguir allí colaborando con la comunidad. Por lo tanto, tenemos que tener planes y compromisos muy claros para que podamos gestionar las expectativas de las comunidades, así como ampliar o reducir programas y adaptar el número de empleados y voluntarios de una manera adecuada y digna. Los compromisos contraídos en la Cumbre a fin de proporcionar fondos a largo plazo y sin asignación específica podrían contribuir a fomentar este tipo de estabilidad, fiabilidad, continuidad y dignidad tanto para el personal de primera intervención como para las personas a las que se presta asistencia y apoyo.
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Debemos cerciorarnos también de que la obligación contraída respecto de la asignación de mayores recursos a las organizaciones locales no redunde en una repetición de patrones infructuosos de ayuda. El problema con algunas organizaciones locales y Sociedades Nacionales es que no saben decir «no» al financiamiento cuando se lo ofrecen. Esto puede entrañar una expansión o una contracción de la Sociedad Nacional que no son saludables para la organización. Esta se convierte en un ejecutor de proyectos y no en una organización fuerte e independiente.
Cuando una Sociedad Nacional tiene una perspectiva clara y todas sus secciones están bien integradas, cuando cuenta con sistemas transparentes para la captación de voluntarios y para mantener el acceso seguro a todas las comunidades, no dirá «sí» a todo. Al contrario, hará aquello que le sea posible, según la capacidad de los voluntarios y miembros del personal y en función del volumen de trabajo que estos puedan asumir.
Pero también es importante que el Movimiento y las Sociedades Nacionales aprovechen la Cumbre como una oportunidad de perfeccionamiento que les permita posicionarse como prestatarios locales predilectos de los donantes y nuevos asociados. Es absolutamente crucial, por ejemplo, que las Sociedades Nacionales se sometan al proceso de autoevaluación establecido por la Federación Internacional (proceso de certificación y evaluación de la capacidad institucional) que les ayuda a determinar sus fortalezas y debilidades. También deben llevar a cabo una revisión exhaustiva de los estatutos internos y de la legislación nacional que define sus estructuras internas de decisión y la función que desempeñan en sus países de manera que exista un claro entendimiento y normas que rijan la relación con el gobierno. Un contexto claro de esta índole ayuda a que las Sociedades Nacionales preserven su independencia y funcionen de conformidad con principios.
Estas importantes medidas garantizarán la existencia de Sociedades Nacionales con arraigo local y orientadas por principios que sean capaces de desempeñar la función que les corresponde en la delegación de la asistencia humanitaria en entidades locales, que esperamos ver en el futuro.