En mayo, la ciudad iraquí de Faluya fue el escenario de implacables enfrentamientos, por lo que el bienestar y la seguridad de los civiles atrapados en la ciudad y sus alrededores fueron motivo de gran preocupación. La situación fue particularmente alarmante para las decenas de miles de hombres, mujeres, niños y ancianos que seguían en esa localidad, la más grande de la provincia de Anbar, y que han tenido un acceso muy limitado a los alimentos, el agua y la asistencia de salud durante los dos últimos años. “Es necesario preservar a los civiles, se les debe permitir salir de Faluya en condiciones de seguridad; las viviendas y la infraestructura civil no deben ser objeto de ataques”, señaló la jefa de la delegación del CICR en Irak, Katharina Ritz.
En los dispensarios y hospitales de Zimbabwe, las madres que acaban de dar a luz y las futuras mamás cultivan huertos sostenibles para proporcionar comidas básicas y nutritivas a pesar de las dificultades que plantea el clima.