Transformar vidas entre rejas
En centros penitenciarios de la ciudad de México, personas voluntarias de Cruz Roja no sólo salvan vidas, sino que dejan un efecto dominó de compasión hacia los demás.
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A través de emprendimientos familiares sostenibles, Cruz Roja Hondureña apoya a familias del departamento de Santa Bárbara para la reducción de riesgo y adaptación al cambio climático en Honduras.
Caminar por las calles de la comunidad Hundiciones, en Colinas, Honduras es un placer para los sentidos. No hay nadie que pueda resistirse al olor de pan fresco recién horneado. La panadería de Maribel Sagastume ya es famosa en la comunidad. No sólo por su rico aroma, sino también por la variedad de pan y pasteles que ofrecen a su clientela.
El negocio de Maribel nació como parte del Proyecto Reducción de Riesgo y Adaptación al Cambio Climático (PRRACC). Esta iniciativa de Cruz Roja Hondureña, con el apoyo de Cruz Roja Italiana, busca ayudar a más de 75 mil familias del departamento de Santa Bárbara quienes se enfrentan a constantes riesgos de desastres como inundaciones y deslave que representan un impacto negativo para sus cultivos y medios de vida.
Además, el PRRACC es una iniciativa que busca mejorar la capacidad de aprovechamiento del suelo para cultivo, consolidar estructuras comunitarias para la prevención y respuesta a desastres y crisis, y también fortalecer la red de voluntariado comunitario para el trabajo en las áreas de gestión del riesgo y salud. A lo largo de sus diez años de ejecución, este proyecto ha logrado un impacto positivo en el empoderamiento de comunidades, municipalidades y centros educativos para responder ante situaciones de emergencias y desastres.
El caso de Maribel es un reflejo del éxito de este proyecto, a través de establecer un emprendimiento familiar sostenible. A través de talleres de panadería y repostería, Maribel aprendió las técnicas y habilidades necesarias para poner en marcha su propio negocio.
«La Cruz Roja vino acá con diferentes proyectos y entre ellos trajeron cursos de panadería. Yo aprendí de todo. Todo lo que nos enseñaron, yo lo aprendí», comenta Maribel. En estos talleres, Maribel aprendió a hacer una gran variedad de recetas, entre ellas pasteles, pizzas, pan de banano, quequitos (mejor conocidos como cupcakes), pan de zanahoria y quesadillas.
Pero para poder establecer su negocio y producir pan a grande escala, Maribel necesitaba el equipo adecuado. Para ello, Cruz Roja le proporcionó todo lo necesario, incluyendo el horno, utensilios de repostería y otros accesorios de cocina. Esto les ayudó a incrementar su producción y vender a muchas más familias, no sólo en la comunidad Hundiciones, sino incluso en la capital de Honduras. «Ya tenemos bastantes clientes que vienen a comprar nuestro pan. También mandamos pan en carro a las cafeterías en San Pedro Sula», comenta Maribel con una sonrisa en el rostro.
Esta panadería es un negocio familiar. Alexander Tejada, esposo de Maribel, también se involucra en el negocio, ayudándola a sacar el pan del horno y a prepararlo para la venta. «Ella me ha enseñado todo el proceso que aprendió en los talleres «, menciona Alexander.
Para ella y su familia, la panadería les ha permitido mejorar su situación y asegurar una fuente estable de ingresos. Juntos han logrado una estabilidad financiera que les ha permitido enviar a su hijo al colegio, una de las principales motivaciones de Maribel al emprender este negocio.
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Esta historia fue producida por Cristhel Maria Madrid Serrano,
una talentosa storyteller de Cruz Roja Hondureña
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