Transformar vidas entre rejas
En centros penitenciarios de la ciudad de México, personas voluntarias de Cruz Roja no sólo salvan vidas, sino que dejan un efecto dominó de compasión hacia los demás.
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El nuevo papel del actor trae risas, sonrisas y mensajes sobre la salud y la seguridad a los niños que viven la tragedia de la guerra.
Durante muchos años, Osama consideró que el teatro era su segundo hogar, un lugar donde podía encarnar a diferentes personajes, compartir palabras poéticas de sabiduría y ver la risa y la sonrisa en el rostro de las personas de su comunidad.
“Cada vez que salgo al escenario y veo la sonrisa de los niños, me siento satisfecho”, dice Osama, un hombre sociable y conversador cuya pasión por la actuación le ha brindado en cierta forma un refugio del flagelo y los sinsabores de la guerra.
Pero la perspectiva de Osama de perseguir este sueño sufrió un duro golpe cuando el amado teatro donde actuaba fue bombardeado y reducido a un montón de escombros.
“Mis sueños se hicieron trizas”, cuenta Osama, de pie sobre las ruinas de lo que alguna vez fue un teatro espacioso y aireado, que podía acoger a cientos de personas.
“Mis sueños estaban aquí, en este mismo lugar”, dice, señalando desde un campo de piedras y ladrillos rotos. “Aquí, solíamos hacer sonreír a la gente… antes de que estallara la guerra”.
La mayoría de las obras de teatro que produjo su compañía fueron comedias y dramas que trajeron alegría y risa al mismo tiempo que transmitían útiles.
“El conflicto destruyó el escenario en el que intentaba hacer olvidar la fealdad de la guerra, pero la Media Luna Roja me abrió otros escenarios teatrales para que pudiera interactuar con la comunidad y confirmar que la vida sigue siendo posible”.
Osama
Voluntario, Media Luna Roja de Yemen,
gobernación de Hodeida
Después de que el teatro fue bombardeado, con el dolor acumulado y la desesperanza de la guerra a cuestas, Osama comenzó a buscar un nuevo papel: algo que le trajera nuevamente alegría y lo ayudara a encontrar un nuevo sentido a la vida. Su búsqueda lo llevó a las puertas de la Media Luna Roja de Yemen en Hodeida.
Hoy, Osama utiliza su habilidad para la comedia y el drama con el fin de educar a la gente a través de sketches interactivos. Las actuaciones también transmiten mensajes importantes para cuidar y proteger la salud en un contexto en el que la guerra ha destrozado muchos de los sistemas básicos de alimentos, agua, salud y saneamiento que permiten a las comunidades protegerse y mantenerse saludables.
“Recuerdo la primera vez que participé en una actividad de sensibilización con la Media Luna Roja de Yemen”, dice Osama. “Lo único que hacía era dar consejos a los niños para que se lavaran correctamente las manos, pero de una manera divertida. Recuerdo que se reían cuando trataba de corregir algunos de mis errores.
“Una vez, mientras mostraba mediante un breve espectáculo cómico los gestos correctos de lavarse las manos, me olvidé el de frotarse los dedos que es uno de los más importantes. Uno de los niños se levantó y me golpeteó en la cabeza de una manera cómica y dijo: «Al artista se le olvidó mostrarnos este paso». Comenzó a explicarlo como un integrante de una compañía teatral. Fue la primera vez que sentí que realmente estaba ayudando a la gente común a enfrentar las dificultades de la guerra”.
Inspirado por la labor de la Media Luna Roja de Yemen en Hodeida, Osama no solo ha desempeñado un papel en los programas de divulgación de la Sociedad Nacional, sino que también se ha convertido en un voluntario activo en la prestación de primeros auxilios, la distribución de alimentos, la respuesta de emergencia e incluso el traslado de muertos y heridos. Además, este padre y esposo lleno de vitalidad tiene varios trabajos, como el de cuidar los árboles de la ciudad, para poder mantener a su familia.
Osama recuerda que su labor durante un brote de dengue en Hodeida, que agravó la ya desesperada situación en la gobernación, lo motivó aún más en su papel de voluntario.
Mientras 20 millones de yemeníes no tenían acceso a la asistencia de salud básica, la mitad de las instalaciones de salud del país se encontraban parcial o totalmente dañadas a raíz de la guerra, lo que provocó un aumento espectacular de enfermedades no endémicas y epidemias.
“La epidemia de dengue llegó a nuestro hogar donde vivo con otros 16 familiares, incluidos cuatro niños. Era difícil acceder a la atención médica e incluso comprar medicamentos debido a la situación económica. Llevé a mi hermano Rakan, de ocho años, al centro de salud de la Media Luna Roja de Yemen, con la esperanza de que lo atendieran. Se ocuparon de él hasta que el personal estuvo seguro de que se había recuperado y ya no corría peligro.
“La asistencia que se le prestó no fue porque yo trabajara como voluntario en la Media Luna Roja; es accesible a todos los miembros de la comunidad. El centro brinda servicios de atención médica a todos y el número de beneficiarios supera las 1.700 personas”.
“Cuando llegué al centro, con mi hermano en brazos, fue como un sueño. Fui allí porque lo necesitaba y el equipo que me recibió brinda asistencia a todos. Después de que mi hermano se recuperó me di cuenta de que trabajar para la Media Luna Roja es también una oportunidad de retribuir, devolver el favor, por así decirlo”.
Mientras tanto, este voluntario sociable y extrovertido sigue nutriendo al actor de teatro que lleva siempre dentro de él.
“Incluso si no puedo subir al escenario, al menos puedo realizar esta labor para la Media Luna Roja de Yemen como voluntario y actuar para los niños”, asegura Osama sonriente. “Eso me hace sentir feliz y orgulloso”.
Los cursos de costura de la Media Luna Roja de Kirguistán proporcionan a mujeres como Bazargul una base de ingresos en tiempos difíciles, agravados por el impacto socioeconómico que ha producido la pandemia de covid-19.